domingo, 5 de octubre de 2014

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS: EL SIGLO XXI

El siglo XXI, es un tiempo de revolución, de ajustes, de novedades, de cambios, de inventivas, de mejoras… pero sobretodo es el tiempo de los avances tecnológicos.

Todos, en algún momento hablamos de la tecnología, de sus avances y de sus mejoras en casi todos los ámbitos de la sociedad humana y como en todos los hechos que ocasionan un gran “boom” en la historia del ser humano, hay mucha gente a favor y gente en contra. Pero, parémonos a pensar detenidamente todo lo que implica la tecnología, que como bien nos dice Gates, es una mejora en los negocios, en el trabajo o en el ocio.

Evidentemente, estamos en la era de la comunicación, con lo cual la tecnología afecta a muchísimos más ámbitos, como por ejemplo: la calidad de la vida cuotidiana, las relaciones sociales, el proceso de enseñanza-aprendizaje, etc.

No obstante, ¿todos estos cambios son buenos? Como bien me ha dicho mi madre siempre, “todo en exceso es malo y más si no lo sabes utilizar”. Por esta razón, debemos pararnos a pensar en la tecnología como una herramienta que debemos utilizar siempre desde el respeto y un punto de vista ético.

Es más que evidente, que con la aparición de estas nuevas formas de vida a través de internet o través de las redes sociales, se han llevado a cabo cambios generacionales a gran escala, que minimizan el impacto social, es decir, a día de hoy  hay mucha menos interacción física entre los individuos, pero… ¿es culpa de la tecnología o de su mal uso? Haciendo referencia a este aspecto, hace unos años vi una película de acción/ciencia ficción, que bajo mi punto de vista hace una pequeña crítica constructiva sobre la tecnología (los robots y la interacción social de un mundo futurista), es la siguiente:






Pero no únicamente, nos podemos centrar en lo fría que puede llegar a ser la tecnología y cuando digo fría, me refiero a impersonal o distante. Yo, personalmente, creo que la calidad de vida que nos ofrece esta mejora de la comunicación y la información, hace posible una masificación de culturas, la agilidad de tramites, la interacción entre las personas, siempre y cuando esta se controle, la capacidad de poder aprender desde todos los lugares, la productividad en prácticamente en todos los ámbitos, incluso la facilidad para poder resolver problemas cotidianos desde otro lugar. 

No me cabe la menor duda, de que la tecnología así como todo lo que implica, es una herramienta que todos y cada uno de nosotros agradecemos. Sin embargo, hay latente una “brecha digital”, que es a grandes rasgos, la diferencia entre países o individuos para el acceso y uso de la tecnología. Esto, a gran escala lleva a una exclusión social digital, que debemos combatir lo antes posible, desde diversos puntos, entre ellos, la docencia.

Desde las aulas, debemos incidir en el buen y en el mal uso de las tecnologías, dado que los alumnos debemos saber cómo utilizarla con el objetivo de mejorar la trasmisión de la información.

La gran pregunta es, ¿Cómo tiene que ser la alfabetización del ciudadano en el siglo XXI?

En mi opinión, los ciudadanos del actual siglo, incluyendo desde las primeras edades hasta los séniors, deben tener muy en cuenta que la alfabetización ha dado un gran cambio, porque ya no es solo saber de forma tradicional (escritura-lectura), sino hay que renovar ese conocimiento sobre los códigos que debemos descifrar. Es decir, se debe trasmitir a la ciudadanía la nueva forma de alfabetizar: saber buscar la información (independientemente de la fuente de la que provenga), saber descifrarla y convertirla en aprendizaje propio, en saber exponerla y finalmente es saber trasmitirla.

No obstante, desde las aulas debemos trabajar ese nivel de alfabetización completo que nos ofrece la tecnología y la era de la comunicación, dado que creo que es fundamental que las generaciones venideras sean conscientes de lo que tienen entre manos. 

Pero esa es nuestra ardua tarea, porque muchas veces es muy complicado trabajar con las nuevas tecnologías sin cambiar nuestro chip. Es decir, yo como docente, puedo utilizar la tecnología como apoyo en clase, pero hasta que yo no cambie el chip, hasta que yo no aprenda a utilizar el gran abanico de posibilidades que me ofrece, no seré capaz de trasmitirlo, de ahí la importancia de que toda la sociedad entienda en sí misma la cara “positiva” y “negativa” de la tecnología.

Para acabar, me gustaría hacer referencia un poco más sobre la interacción social, porque personalmente es un tema que me preocupa. Desde mi punto de vista, creo que las nuevas tecnologías, incluyendo los medios de comunicación de masas, como puede ser la TV, tiene sus desajustes, pero todo este avance en su mayor medida es positivo para los seres humanos, exceptuando a nivel social y cultural, ya que nosotros mismos permitimos un uso contradictorio.

Por ejemplo, podemos disfrutar de muchas culturas lejanas a nuestro lugar de origen, gracias a la cantidad de información que nos permite la red, pero no sabemos aceptarlas y mantenerlas sino que adoptamos unas para eliminar otras, ya sea por moda, ya sea por conocimiento de esa tradición o por comodidad, pero nos olvidamos por completo de lo nuestro propio.

O por otro lado, dejamos de hacer vida social, de vivir experiencias propias para vivirlas a través de una pantalla, igual suena muy típico, pero una de las cosas que más me entristece de esta era, es ver a los pequeños de la casa con 4 o 5 años prefiriendo jugar con el ordenador que salir a la calle y los mayores de la casa permitiéndoselo, mientras recuerdo que yo a su edad salía con los demás niños a jugar al parque, realizando seguramente el mismo ciclo, es decir, yo jugaba a papas y a mamas con los compañeros del barrio, mientras ahora se crean mundos cibernéticos para simular un núcleo familiar en el videojuego: (juego simbólico).


En conclusión, como bien nos dice Bradley, Omar:

“Si continuamos desarrollando nuestra tecnología sin sabiduría o prudencia, nuestro sirviente podría convertirse en nuestro verdugo”


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